Sería mi versión ampliada de respuesta a los bancos.
La perversa estrategia doble de mis hijos consiste en:
Primero: como ya se sabe que un proceso divisorio toma más de cuatro años en resolverse entonces me expulsaron de mi casa para disfrutar de vivienda gratis como siempre ha sido su forma de vivir.
Segundo: como la perspectiva de vida del papi (78 años) es muy halagadora solo es cuestión de esperar un poco.
Entonces no me queda de otra que esperar el embargo y posterior remate de la finca pues al menos con eso logro cancelar mis deudas y garantizar así una vejez tranquila.
Fui expulsado por la fuerza de mi residencia de cónyuge sobreviviente el 01 de noviembre de 2023 lo cual me llevó a establecer un proceso divisorio que acabó por llevarme a la bancarrota pues ya cancelé el 70% de honorarios al abogado, $13.000.000.
Dicha expulsión consta en la Orden No 188 de la Inspección de Policía de Rionegro (Antioquia).
También existen videos de la personería y de la policía donde se aprecia cómo el cerrajero contratado destruye los candados de seguridad para mostrarles que yo sí tenía derecho a entrar, como en efecto lo hice, para apreciar los estragos que hicieron para poderse posesionar de la propiedad entre ellos la vandalizacón de un sistema de cámaras de seguridad recién adquirida.
Bancarrota porque por tratar de sostener una finca que no produce nada dediqué mi pensión a ello hasta que llegué al punto de no ser capaz de sostenerla más pues mis hijos nunca ayudaron.
La finca constituía el patrimonio de toda una vida de trabajo pero como mis hijos nunca trabajaron en ello, sino que siempre fueron unos mantenidos desagradecidos, cuando les llegó el momento de tenerse que sostener por éllos mismos decidieron hacer de su papá el peor de sus enemigos (mi papá es un demonio según se expresa uno de éllos).
Yo digo que mis peores enemigos han sido mis nueras pues omnubiladas con su príncipe arremetieron contra el viejo y pusieron a mis hijos en mi contra.
Al morir la mamá en julio de 2018 simplemente reclamaron un derecho que nunca se les negó y sin consideración alguna hacia quien se esforzó en consolidar esos bienes solo optaron por reclamar y repartise el botín. Extrañamente nunca dejaron vender.